La actividad estaba abierta a toda la comunidad investigadora interesada en conocer cómo mejorar los planes de divulgación de sus proyectos

Zaragoza, 30 de mayo de 2022.- Saber elaborar un plan de comunicación que permita mostrar el impacto social que va a tener un proyecto de investigación es, cada vez, más imprescindible, sobre todo de cara a conseguir financiación. Alejandra Campos, senior advisor de la Oficina de Proyectos Internacionales de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigadora del programa de doctorado del Departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra, ha sido la encargada de dar las pautas sobre cómo elaborar una estrategia que permita trasladar a público no científico los beneficios que a corto, medio y largo plazo va a aportar esa investigación.

Lo ha hecho durante una nueva sesión de los talleres transversales de aspectos relacionados con la investigación que desde hace unos meses organiza la Unidad de Proyectos del IACS y que están dirigidos a toda la comunidad investigadora.

Durante hora y media, Campos ha llevado a cabo una aproximación a la materia, diferenciando entre los distintos tipos de comunicación que se contemplan en el mundo científico -difusión, explotación y divulgación- y centrándose en la importancia que Europa está dándole a la última, que es la que está dirigida a los ciudadanos.

Y es que la inclusión de un plan de Comunicación específico en cada proyecto es uno de los requisitos que la Comisión Europea incluyó en el plan estratégico 2021-2024 para optar a las líneas de financiación. Con él se pretende garantizar una mayor transparencia en la gestión y concentrar proyectos que tengan un impacto directo en la vida de los europeos.

“Horizonte Europa es el mayor programa de Ciencia e Innovación a nivel mundial, y necesitan comprobar que cada euro que invierten en investigación tiene repercusión social”, ha señalado Campos durante su intervención.

Esta obligación supone un paradigma para los científicos, acostumbrados a difundir sus resultados entre la comunidad científica pero no siempre concienciados en trasladar la información a un público no especializado. En este sentido, Campos ha insistido en que la comunicación de un proyecto “debe ser estratégica y planificada” y que, a diferencia de la difusión -que solo se produce cuando hay algún resultado-, “tiene que ser una constante desde la concesión del proyecto hasta que acabe y se conozcan los resultados”.

En ese sentido, ha recomendado apoyarse en los gabinetes de comunicación de los centros de investigación en los que trabajen. Y, en el caso de no ser posible, ha facilitado pautas sencillas que permitan determinar desde a quién dirigir las partes clave de cualquier comunicación, desde los públicos objetivos, las herramientas a emplear o cómo se va a evaluar el resultado. Y ha insistido en que siempre se haga con conciencia de a qué convocatoria se presenta, para que el reporte de la actividad comunicativa responda, efectivamente, a lo que esperan del proyecto las entidades financiadoras. “El plan de comunicación que incluyamos en el proyecto pasará a ser parte de nuestro cometido una vez nos concedan la financiación; hacerlo bien y con acciones perfectamente descritas facilitarán mucho su ejecución durante el tiempo que dure el proyecto”, ha añadido Campos.

SOBRE LOS TALLERES TRASVERSALES
El protagonizado por Campos ha sido el cuarto de un ciclo de talleres transversales de aspectos relacionados con la investigación, que tiene el objetivo de dar formación específica en aspectos que actualmente son clave en la evaluación de proyectos de investigación, tanto nacionales como internacionales.

En estos se han abordado aspectos éticos que afectan a los proyectos de investigación, cómo integrar la perspectiva de género en los proyectos y cómo medir el impacto científico- técnico. Todas las sesiones están disponibles en la web https://sites.google.com/iacs.es/talleres-transversales/