ESTADOS UNIDOS
Resultados:
Durante la primera semana de pandemia se llevó a cabo 8 sesiones con grupos de médicos, enfermeras, residentes y becarios (un total de 69 personas) para explorar 3 preocupaciones clave: qué preocupaban más los profesionales de la salud, qué mensajes y comportamientos necesitaban de sus líderes, y qué otras fuentes tangibles de apoyo creían que les serían más útiles. Estas discusiones se centraron consistentemente en 8 fuentes de ansiedad:
- acceso al equipo de protección personal apropiado,
- estar expuesto al COVID-19 en el trabajo y llevar la infección a su familia,
- no tener acceso rápido a las pruebas si desarrollan síntomas de COVID-19 y temor concomitante de propagar la infección en el trabajo
- Incertidumbre de si su organización respaldará / atenderá sus necesidades personales y familiares si desarrollan infección
- Acceso al cuidado infantil durante el aumento de las horas de trabajo y los cierres de las escuelas
- apoyo para otras necesidades personales y familiares a medida que aumentan las horas de trabajo y las demandas (alimentación, alojamiento, transporte)
- Poder proporcionar atención médica competente si trabaja en una nueva área (por ejemplo, no UCI enfermeras que tienen que funcionar como enfermeras de la UCI) y 8- falta de acceso a información actualizada.
Conclusiones:
Si bien el origen de la ansiedad puede no ser el mismo y no afectar a todos profesionales de la misma manera, pueden debilitar la confianza en sí mismos y en atención sanitaria que prestan precisamente cuando su capacidad para mantener la calma y tranquilizar al público es más necesaria.
Referencias bibliográficas: